domingo, 15 de abril de 2012

¿Podrá la austeridad sacarnos de la crisis?

Según el profesor universitario de Economía Mulas-Granados (ver más abajo su artículo publicado en El País) la cosa está clara si acudimos a la teoría económica, concretamente se refiere a 2 grandes economistas de nuestra historia: Keynes y Ricardo.

1) John M. Keynes diría que reducir el déficit en época de crisis (lo que se está haciendo ahora en España y en Europa) ahonda más la recesión. Cuando la actividad está parada, el único agente económico capaz de mantener el nivel de demanda es el Estado. Por eso John M. Keynes le recomendó a Roosevelt, en los años treinta, que el Estado se endeudase, aumentara su actividad y de forma derivada creciera el consumo, se recuperara la economía y volviera el empleo. Aunque enunciada hace 75 años, esta es básicamente la misma tesis que defiende el premio Nobel de Economía Krugman desde el principio de la crisis.
Pero si las cosas están tan claras y parece que los EE UU de Obama se han tomado los ajustes fiscales con más tranquilidad, ¿por qué la Europa de Merkel y Sarkozy se ha empeñado en mantener un calendario tan exigente de reducción de déficits? Pues porque hay una teoría alternativa:

2)David Ricardo diría que los ajustes fiscales pueden tener efectos expansivos. El razonamiento es el siguiente: cuando el déficit y la deuda acumulada son muy altos, los ciudadanos y las empresas se dan cuenta de que tendrán que pagarlos con impuestos presentes y futuros; por eso, un plan de fuerte de reducción del déficit que sea creíble a medio plazo (es decir, que recorte gastos estructurales como las transferencias sociales o los salarios públicos) les daría una señal muy importante de reducción de sus impuestos futuros que se traduciría en un aumento de sus planes de consumo e inversión. Según esta lógica, el efecto compensatorio de este aumento en la actividad del sector privado podría compensar la caída de la actividad del sector público y terminar teniendo efectos netos positivos sobre el crecimiento económico. Esa teoría fue popularizada en los años noventa por Alesina y sus discípulos, sobre la base de trabajos desarrollados por Barro en los setenta, y, mucho antes, por David Ricardo a finales del siglo XIX.

La realidad es que todo el diseño de la Unión Monetaria que se aprobó en el Tratado de Maastricht de 1991 y el Pacto de Estabilidad de 1997 descansa sobre este segundo bloque teórico. Y el paquete fiscal impulsado por Merkel y aprobado en el último Consejo Europeo es más de lo mismo. Es decir, la visión de Ricardo y sus seguidores pesa más que la de Keynes en la arquitectura económica que nos dimos hace dos décadas en Europa, pero el debate viene siendo muy intenso porque la evidencia histórica nos proporciona casos para apoyar tanto las tesis de Keynes como las de Ricardo. Por ejemplo, los ajustes fiscales recientes en Grecia, Portugal o España demuestran que Keynes llevaba razón y los recortes van a profundizar la crisis. Pero también es verdad que las experiencias de Finlandia, Irlanda o Suecia en los noventa enseñaron que Ricardo y sus seguidores también apuntaban en la buena dirección, porque los ajustes facilitaron la recuperación.
Entonces, ¿con quién nos quedamos? ¿Con Keynes o con Ricardo?


Más información: Profesor Carlos Mulas-Granados (El País)

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