
Más de la mitad de los productos que el Instituto Nacional de Estadística usa para calcular el Índice de Precios al Consumo se ha abaratado en el último año por la grave recesión que ha sufrido España hasta el arranque de este 2010, lo que a su vez ha llevado a la inflación subyacente a caer por primera vez desde que hay datos comparables y reaviva el fantasma de la deflación.
Según ha informado el INE el pasado viernes , 32 de las 57 productos que componen la cesta de la compra empleada para fijar la evolución de los precios están a cierre de abril por debajo de su nivel de hace un año. Sobre todo, la leche, el azúcar, la fruta, el pollo y los medicamentos, que cuestan ahora entre un 8% y un 4,5% menos que en abril de 2009. No obstante, el encarecimiento en un 8% de los transportes por la subida de los carburantes ha enjugado estos descensos y ha permitido al IPC subir una décima en tasa interanual en el último mes hasta el 1,5%. El dato supone su nivel más alto desde noviembre de 2008, cuando alcanzó el 2,4%.
Donde sí se nota el recorte es en la inflación subyacente, que no incluye los productos más volátiles como los energéticos y los alimentos frescos (no elaborados) y que, por tanto, mejor refleja el efecto de la relación entre demanda y la oferta entre los precios. Este índice ha bajado en abril por primera vez que hay datos comparables desde 1986 por la debilidad de la demanda. Un extremo que ni siquiera se había registrado durante los ocho meses que el IPC registró tasas negativas entre marzo y octubre de 2009.
Frente a marzo, el cambio de temporada en vestido y calzado, los carburantes y la subida del gas en la vivienda han hecho que los precios aumentasen un 1,1% en tasa intermensual, su segunda subida consecutiva tras el alza del 0,7% de hace dos meses y el recorte del 0,2% registrado en febrero.
Según sus previsiones, el IPC cerrará el año en el 2,1%, una décima por encima del objetivo oficial de Bruselas.
Después de todo lo anterior, ¿será un problema, a corto plazo, para España la deflación?; ¿lo será la inflación?; o, tal vez, ¿ninguna de las dos porque antes hay que resolver otros problemas más urgentes?.
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