domingo, 4 de septiembre de 2011

Comienza en Madrid la "Semana de la Cooperación"

Empezamos un nuevo curso y, como casi siempre después del paréntesis veraniego, lo hacemos con renovadas fuerzas y, a pesar de la "famosa crisis", hasta con un cierto optimismo vital que invita a la esperanza.


¿Y cómo se pueden arreglar los grandes problemas económicos de nuestro mundo: cooperando o compitiendo?. Lo que está claro, o al menos esa es mi opinión, es que la respuesta a la pregunta anterior no puede ser otra que "COOPERANDO".

En un mundo globalizado, marcado desde siempre por profundas desigualdades, se antoja difícil que los que mejor viven (y entre los cuales tenemos la suerte de encontrarnos) nos pongamos de acuerdo y dediquemos todos los recursos necesarios para acabar, por ejemplo, con uno de los retos más importantes planteados: el hambre en el mundo. En otras palabras, que unos pocos aceptemos estar peor para que muchos vivan mejor.

La Economía como ciencia ha demostrado hace tiempo que es posible mejorar la distribución de la riqueza en el mundo. Lo que parece muy difícil demostrar es que haya voluntad política para ello, que los más ricos acepten serlo un poco menos para que muchos puedan salir de la pobreza. En este sentido, ojalá la crisis sirva para darnos cuenta de que vivimos en un mundo cada vez más interdependiente, que todos estamos en el mismo barco (entiéndase planeta Tierra) y, por tanto, se hace necesario aunar esfuerzos para progresar en el bien común (pensemos en las consecuencias del cambio climático, de las guerras, del terrorismo internacional, del racismo, de los fanatismos religiosos, etc.)

Pués bien, ya comenzaron una serie de actos con un único fin: COOPERAR. Confiemos en que "el sueño todavía es posible", ¿o no? . Más información (hacer "click" sobre el logo):

1 comentario:

Paula dijo...

Desde mi punto de vista es muy complicado que los países mas desarrollados como son por ejemplo los de Europa quieran aportar dinero para poder solucionar los problemas en otros países menos desarrollados como es por ejemplo Somalia, no solo por lo complicado que seria que un país se pusiera de acuerdo en ese tipo de decisiones sino también por lo egoístas que somos. No creo que esa idea de ayuda sea ni mucho menos imposible pero el caso es que el dinero que los países podrían invertir en esas causas es destinado a las guerras armamento etc. En definitiva para solucionar problemas como el hambre en el mundo tendríamos primero que aprender a administrar nuestras riquezas y cooperar.